El Partido Comunista chino se salvó de un destino como el del PC soviético. Logró mantenerse en el poder y mantener a raya la democracia liberal. Pero las fuerzas del capital extranjero y del nacionalismo étnico nunca dejaron de presionar a la República Popular. Sus últimos 30 años han estado marcados por esos temas de post masacre de Tienanmen.
Primero fue la represión del sistema de creencias panchino llamado Falun Gong. Luego la insurgencia tibetana, que llegó a su punto máximo en las olimpíadas de Beijing 2008. Ahora es un choque frontal con el buscador Google. En medio de todo esto permanentes reclamos internos y externos en el tema de derechos humanos, que en lo esencial no han hecho mella en el régimen chino.
Falun Gong y Tíbet son, hasta cierto punto, asuntos internos. Google es lo más internacional que existe, y lo más central para la China del siglo XXI. El gran caldero del crecimiento chino exige mantenerse con la tapa firmemente puesta, y esa tapa se llama la censura política de los medios de todo tipo. Un factor importante en el capitalismo que China no logra asimilar.
Google acaba de anunciar su retiro de China por no soportar más la censura que imponen las autoridades. No es un problema aislado, sino parte de los frecuentes choques de Beijing con el sistema de libre comercio mundial administrado por la OMC (lo cual hace que uno se pregunte qué libre comercio es ese que figura en el tratado que los chinos quieren apurar ahora con Perú).
Cuando parecía que además del papel, la brújula y la pólvora los chinos habían inventado la convivencia pacífica de la libertad de empresa y los placeres del partido único, empezaron a aparecer grietas en el edificio. La censura es la más visible, pero la que más arde en el mundo de los negocios son las prácticas discriminatorias, algunas incluso tramposas, a favor de los negocios chinos.
La prosperidad que comenzó en los años 80 ha ido moderando mucho los reclamos en una población que no tiene realmente tradición democrática o de libertades. Durante años los intereses occidentales hicieron la vista gorda, o repitieron la idea de que el capitalismo se encargaría de promover la democracia. El tiempo ha demostrado que por lo menos no ha promovido lo suficiente.
Google mismo es por lo menos tan grande como China, y tiene algunos problemas propios, en la forma de juicios en todo el mundo. Para cada vez más medios convencionales Google alza con sus noticias sin pagar nada a cambio. Importantes bibliotecas consideran que Google books es un proyecto expropiatorio. Otros negocios de la red acusan a Google de actitudes y posiciones monopólicas.
Fuente:
Diario La República.
Mirko Lauer.
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