La carátula de La República de ayer, que planteó el aumento del salario mínimo, tiene plena validez, ya que la pérdida del poder adquisitivo se ha venido acentuando en los últimos meses. La cuestión atañe no solo a los que ganan el salario mínimo, sino también a los sueldos y salarios del resto de la población.
En efecto, según el Programa de Estudios Económicos y Laborales del Ministerio de Trabajo, poco a poco se está perdiendo la recuperación de poder adquisitivo que obtuvieron los trabajadores bajo este gobierno. En efecto, en octubre del 2007 el salario mínimo aumentó (después de más de dos años que se mantuvo estancado) de 500 a 530 soles mensuales, aumentando a 550 soles en enero del 2008. Desde entonces, el salario mínimo no se ha movido.
Si medimos su valor en términos constantes, tomando como punto de partida el año 1994 (ese valor es 100), vemos que el alza del salario mínimo lleva el salario mínimo real hasta 261.3 en enero del 2008. Pero la inflación del 2008 hace que ese valor descienda a 245.6 en diciembre de ese año. O sea que cae ni más ni menos que 16 puntos, lo que elimina casi todo la ganancia que trajo el alza a 550 soles mensuales.
En el 2009 el salario mínimo se ha mantenido en el mismo nivel, debido a la baja inflación de este año.
Algo parecido, aunque menos estrepitoso, ha sucedido con los sueldos y salarios reales, que son fijados en el mercado. En efecto, los sueldos reales han caído de 104.8 a 100.1 de diciembre del 2006 a abril del 2009. Esto quiere decir que los empleados ganan exactamente lo mismo que lo que en 1994. Con los salarios reales la cosa es parecida: si bien aumentan de 86.6 a 89.2 en el mismo periodo (ver cuadro), los obreros están ganando solo el 89% de su sobre de 1994. Para los asalariados, entonces, a pesar de tantos años de boom económico, el anunciado “chorreo” nunca llegó (1). Pero donde el aumento sí llegó fue a los Ejecutivos que, a abril del 2009, estaban ganando 51.6% más que en el 2004. Y hubo varios años de boom de las utilidades de las empresas, tema que no tocamos en este artículo.
Volviendo al salario mínimo, sucede que la Comisión Nacional del Trabajo (CNT) debe elaborar un estimado, que tiene vigencia por 24 meses. Una vez aprobado, por consenso tripartito (el gobierno, los empleadores y los trabajadores), el Ministro de Trabajo lleva la decisión al Consejo de Ministros, que finalmente aprueba el nuevo salario mínimo.
Como ya han pasado más de dos años desde la última alza, debiera estar en marcha la nueva propuesta. Pero nada. Sucede que, si bien que ha aumentado la productividad y se han reducido los Costos Laborales Unitarios (según el Marco Macroeconómico Multianual del MEF), en la CNT no se logra “el consenso”. Y como no hay “consenso”, no hay nueva propuesta de salario mínimo. ¡Qué fácil resulta bloquear a los trabajadores!
Qué diferencia con la mayoría de países de América Latina (como Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y México), donde, como dice el Informe Laboral de la OIT, existe una periodicidad obligatoria para los ajustes del salario mínimo. Así, tenemos que la CNT no eleva el salario mínimo y tampoco lo hace el gobierno con los empleados públicos. Ya hemos visto que en el sector privado los sueldos y salarios están estancados (menos los sueldos de los Ejecutivos).
Pero el gobierno se niega a cualquier reajuste a pesar de que eso ayudaría a la reactivación económica, como en Brasil y Chile.
Fuente:
Diario La República.
Humberto Campodonico
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